martes, 19 de noviembre de 2013

La insensatez de lo macabro


Se deformó su propio rostro.
Tiene lagunas de oscuridad en el pasado,
el peso de los degollados cuerpos.
Tenebroso y lúgubre sueño negro.
Cadavéricas manos que movían puertas,
convirtiéndolas en meras sombras.
Sobrecogidos se quedaban entre llantos.

El horror era blando y pútrido.
Los fúnebres deshojados estaban marchitos,
ideas anteriores quedaron en cenizas.
Entre lo tétrico y hórrido caminaba.
Impasible volvía a amedrentarles,
dedo a dedo, enloquecido y sentado.
Última recompensa: la decapitación.

Contando penumbras se consumía.
Agónico, psicótico y dantesco.
Cobarde, fóbico y asustado.
Desertado del infierno, mutilado.
Extinguida alma errante que no duerme,
no siente, no oye y no come.
Condenado al temor. Pesadilla eterna.
Siniestro túnel de desmembrados.

Solo. Vacío. Insustancial. Exiguo...

José Cote Llamas

martes, 12 de noviembre de 2013

¿Eres quien eliges ser?



   Desde pequeño, estuve rodeado de cables. El primer recuerdo que tengo mío es de cuando tenía más o menos 3 o 4 años y mi padre me ponía un cojín-sillón en el suelo al lado de la televisión y me dejaba toquetear los cassettes antiguos de cinta. Yo los ponía, los paraba, los rebobinaba, grababa canciones de la radio en los vírgenes y los volvía a reproducir. Desde mi trono, controlaba todo el audio de la casa, mientras que mi padre me metía mensajes subliminales en la cabeza de ecuaciones de 2º grado, teorema de Arquímedes, la teoría de la relatividad...

Yo afirmaba en plan robot "Ajá, sí, sí" y supongo que me hacía el interesante.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Individualidad matemática


"Nosotros que comprendemos la vida, nos burlamos de los números"

Antoine de Saint-Exupéry
"El Principito"

¿Se pueden cuantificar el bien y el mal realizado durante siglos en un solo día? ¿Y el de milenios? Ojalá... Tendría que existir una cifra que se fuera actualizando cada vez que ocurre algo en el mundo. Un contador positivo y otro, al lado, negativo que nos hicieran ver la diferencia entre ambos extremos y la totalidad de cada uno. Después, que describiera el acto o el pensamiento realizado y resaltara la idea y el fin de dicho ente.

Si se llegara a conseguir, sería un caos dentro del orden absoluto. Cuyo movimiento no podría visualizarse ni calcularse mediante ningún atractor, ya que no habría límites posibles. La inteligencia en sí, dejaría, por antonomasia, de llamarse inteligencia. Llegados a ese punto, nuestra vida no tendría sentido y nos esclavizarían de forma jerárquica y estructural perfecta en una nube -ínfima de tamaño- compuesta por meras ideas creadas por un ordenador.

Si algo estoy aprendiendo de las decisiones que tomo y los actos que realizo luego, es que no tienen nada que ver unos con otros. Es un continuo prototipo de utopía que jamás logro obtener por ningún medio. Todo se queda suspendido como el polvo y se mezcla con este, turbando y haciendo que el olvido haga su función para crear otro arquetipo convincentemente real. Me engaño a mi mismo... 

Engaño al mundo entero diciendo que comprendo mi existencia y que me burlo de los números, los cuales siempre estarán muy por encima mía. 

lunes, 21 de octubre de 2013

Summer Wars


jueves, 3 de enero de 2013

Sueños de enero

Hace frío, ya era hora. Hemos pasado un diciembre bastante caluroso... ¿Tengo deseos? Muchos. Pero me lo pregunto a diario para ver cual puedo cumplir más rapido.
Debe costar caro si se oculta de esa manera (piensan). La gente que lleva una vida triste arrastran un cartel que lo dice ante mis ojos. Dan a saber que no se arrepienten de nada tras una sonrisa de pena a la que le falta la sabiduria de un anciano, la madurez de un padre, la picardía de un adolescente, la inocencia de un niño y el llanto de un bebé.
Creen haber vivido un tiempo feliz hasta que se dan cuenta de que lo único que queda al final son esos actos que han hecho que otros sean felices. Pero no los hay para esas personas, están solas. Se desamparan en su coraje y se pierden por las colinas de una meseta llana. Lo han tenido todo sin haber hecho nada... Han destruido lo poco que les quedaba creyendo que su felicidad estaba en su propia y asquerosa manera de afrontar los hechos.
Ellos no saben qué es el amor. O, quizás, por el amor mismo se han convertido en lo que son: cobardes. Inadvertidos ante el mundo, descansan en una cama fabricada con oro y espadas que atraviesan el colchón, reconfortando físicamente al incauto.
Astillas de hierro oxidadas con olor a sangre alrededor de sus ataudes decorados con bordados de plata comprados cuarenta años antes de morir. Alrededor de sus tumbas lo único que habrá serán rojizas rosas de apatía.
No entiendo el por qué, pero lloro por ellos...